Entrevista a la escritora Montserrat Cano


Montserrat Cano
Montserrat Cano
Todo el mundo parece conocer a Montserrat Cano por su largo y éxitoso paso por el programa televisivo "Boom", pero también son muchos los que conocen su gran trayectoria literaria, somos muchos quienes  seguimos sus pasos y sus libros con gran entusiasmo.
El último anaquel en ser editado ha sido
Pequeñas piezas de la gran máquina, doce relatos que componen un breve recorrido por la historia de las mujeres, desde la antigüedad hasta la era digital. 
Lo presenta hoy en Barcelona y hemos querido charlar con la autora para profundizar en su mundo y en su creación. 

Pequeñas piezas de la gran máquina”, su último libro, trata el tema del papel de la mujer en la historia. ¿Qué la ha llevado a escribir sobre este asunto?
 –Creo que es natural que las personas reflexionemos acerca de nosotras mismas de vez en cuando. Qué somos y porqué somos así, cuánto de lo que somos nos es propio o nos ha sido impuesto, qué papel nos ha sido dado y cuáles son nuestras aspiraciones… Por otra parte, las mujeres, gracias al feminismo, estamos inmersas en un ámbito intelectual de reflexión constante que afecta tanto a lo particular y lo general. No siempre somos conscientes de esto pero lo cierto es que, incluso sin darnos cuenta, nos estamos definiendo y accediendo a espacios que nos estuvieron vedados durante milenios y, sobre todo, estamos pensándonos a nosotras mismas de otro modo, creando un nuevo imaginario propio. En países donde ya hemos alcanzado al menos un cierto reconocimiento legal y laboral –aunque quede mucho camino por recorrer-, creo que ha llegado el momento de que recapacitemos también sobre nuestro papel en un sistema que nos ha marginado pero del que hemos sido a menudo parte activa. Ser víctimas no nos convierte siempre en inocentes, y sin autocrítica nuestro horizonte será muy limitado. Sobre esto es sobre lo que intentado hablar, sobre cómo, para defendernos, para sobrevivir o para medrar, hemos renunciado a muchas cosas o hemos adoptado valores que nos perjudicado.

Últimamente se habla sobre literatura hecha por mujeres, y literatura hecha por hombres. ¿No opina que esta sobre calificación sea excesiva?
Sinceramente, yo nunca he oído hablar de literatura escrita por hombres. Se habla, en mi opinión demasiado, de literatura escrita por mujeres, literatura femenina, mujeres escritoras, pero no recuerdo haber leído nada sobre sobre literatura masculina (tal vez la pornográfica sea una excepción) ni hombres escritores. Ellos son escritores a secas y hacen literatura que no precisa más explicación. Ese es precisamente el problema: la sobreadjetivación cuando se trata de escritoras. Un exceso claramente peyorativo. La literatura grande, la que no necesita adjetivos ha estado siempre en manos de los hombres –no solo en cuanto a la creación sino, mucho más, en cuanto a la crítica-y parece que hay mucho interés en que siga siendo así aunque se disimule bajo una capa de corrección política. A nosotras se nos concede un espacio que necesita definirse y que nos sitúa en el margen, en la excepción. Tras esas definiciones se esconde la idea de que somos menores, y los temas sobre los que hablamos y cómo los tratamos son también limitados, son femeninos. En justa correspondencia, los hombres escritores  deberían tratar lo masculino pero siguen adjudicándose lo universal en exclusiva. Así que, a su pregunta debo responder que la literatura la hacen las personas que escriben y las que leen, las escritoras, los escritores, las lectoras y los lectores, y que solo existe una literatura, la que se hace con sinceridad y con pasión.

¿De dónde surge este título tan sugerente?
 De esa idea a la que me refería en su primera pregunta, del hecho de que, aunque pequeñas, infravaloradas y a menudo desechadas, hemos sido también piezas de la maquinaria del sistema androcentrista en que vivimos. No podemos dejar de reconocer que, en las sociedades tradicionales, las mujeres hemos sido las educadoras y las transmisoras de valores, es decir, que hemos contribuido de manera activa en la pervivencia del machismo. Pero también hay que señalar que esa ha sido una forma de supervivencia. Las mujeres nunca hemos sido inferiores intelectualmente y hemos tenido que encontrar los caminos para desarrollar nuestras capacidades. Ante la imposibilidad de hacerlo claramente, desarrollamos durante siglos otra manera de ser influyentes y de alcanzar la felicidad. Para ello, tuvimos que renunciar a muchas cosas y hacer nuestras las que nos perjudicaban pero es que, si nos acercamos a la historia o la situación en que viven aún millones de mujeres en el mundo, esa era la única salida. Creo que somos piezas imperfectas de un sistema deleznable pero los varones también lo son y se benefician de él mucho más que nosotras, aunque tampoco a ellos sus privilegios les salen gratis. Las mujeres hemos iniciado el cambio, pero solo juntos, hombres y mujeres, podremos completarlo.

A lo largo de los relatos que componen este libro, queda patente que la mujer ha sido responsable pero también víctima en todos los momentos históricos. ¿Cómo cree que es el momento actual para el papel de la mujer?
–Creo que sobre todo hemos sido víctimas. Nuestra responsabilidad deviene de la necesidad de sobrevivir en un entorno hostil, como dije antes. El momento actual es muy diferente según a la parte del mundo a la que nos refiramos. En los países occidentales, los más desarrollados, las mujeres hemos conseguido grandes victorias en el ámbito legal –aunque a veces aún sea más teórico de real-, hemos incrementado exponencialmente nuestra visibilidad social, hemos accedido con éxito a la formación y al mundo laboral. Aún falta mucho para conseguir la igualdad plena, solo hace falta remitirse a conceptos tales como “brecha salarial” o “techo de cristal”, o a situaciones como la que decíamos antes de “mujeres escritoras” o “mujeres artistas”, pero hemos iniciado un camino que ya no tiene retorno y creo que la igualdad plena entre hombres y mujeres es una realidad que ya está en el horizonte, a pesar de que sea un horizonte más lejano de lo que quisiéramos. En los países pobres y poco desarrollados, la situación de las mujeres mucho más difícil y ellas tienen que defender derechos muy básicos, muy elementales. Todas nosotras debemos muchísimo a las pioneras, a las primeras mujeres que lucharon por sus derechos. Las mujeres de países ricos, tenemos que reconocer también el enorme esfuerzo que hacen día a día, y en entornos muy complejos, las feministas del tercer mundo, debemos apoyarlas y, sobre todo, no imponerles modelos imposibles en sus espacios culturales.

Dentro de unos días presenta Pequeñas piezas de la gran máquina” en Barcelona, su tierra natal ¿Qué siente ante este reto?
–Es como volver a un origen que, en realidad, casi no es mío. Mi madre nació en Barcelona, mi padre llegó allí recién nacido pero yo dejé Cataluña con cinco años. Eso no significa que no sea catalana, sino que lo soy de una manera extraña. Mi lengua materna es el catalán –que puedo hablar y leer pero no escribir- y en mi casa mis padres hablaron catalán entre ellos durante más de veinte años. Mi memoria familiar es barcelonesa: mis padres y mi abuelo hablaban constantemente y con nostalgia de las calles, los mercados, los cines, los bailes de Barcelona, y yo heredé una ciudad que no viví y que dejó de existir hace mucho tiempo. Por otro lado, a principios de la década de los setenta, ir a Barcelona, a la casa de mis tíos, era como viajar a Europa porque en aquella época todo lo interesante, lo moderno, lo nuevo ocurría allí. Poco a poco, me fui desvinculado de la ciudad porque cada vez tenía allí menos familia o con contactos más ligeros pero La Granada y Vilafranca del Penedés, La Pobla de Segur y Barcelona son los escenarios de mi primera infancia y de parte de mi adolescencia, es decir, de las épocas que convertimos en referentes y que nunca se olvidan.

Montserrat Cano: Pequeñas piezas de la gran máquina
Montserrat Cano

Es usted poeta, narradora, también escribe libros juveniles y ahora se pasa al relato ¿No hay nada que se la resista en la literatura? ¿En qué género se siente más usted?
–En realidad, el relato ha sido el género que cultivé primero y en el que siento más cómoda, pero cada vez estoy más convencida de que los géneros no tienen mucha importancia excepto para la clasificación y la didáctica, o sea, para lo que no tiene nada que ver directamente con la creación. Afortunadamente, no hay normas para crear, y cada persona tiene su forma de trabajar. En mi caso, cuando tengo la necesidad de expresar algo, busco la manera de lograrlo del modo que me parece más eficaz. A veces busco la esencialidad de la poesía, en ocasiones intento conseguir el destello de los relatos, y otras la capacidad de reflexión que proporciona la novela. La literatura, a mi entender, es libertad, y los géneros no pueden ser nunca cadenas sino instrumentos que nos ayuden a decir, de la forma más clara posible y a través de la búsqueda estética, lo que verdaderamente queremos decir y no otra cosa.

Si tuviese que usar cinco palabras para definirse ¿Cuáles serían?
 Perezosa, trabajadora, vehemente, amiga y curiosa.


Más información:
Pequeñas piezas de la gran máquina
Autora: Montserrat Cano
Editorial CUADERNOS DEL LABERINTO
Coleccción ANAQUEL DE NARRATIVA, nº 16
202 páginas • I.S.B.N: 978-84-946862-2-1 • 16€ 


JUEVES 12 ABRIL. 19:00 horas
MONTSERRAT CANO presentará Pequeñas piezas de la gran máquina
Con la intervención de Oril Alonso Cano.
La Imposible Librería. Carrer de Provença, 232, 08036 Barcelona 

Entrada libre hasta completar aforo.

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