Hablamos con el escritor Mario Migueláñez González



Mario Migueláñez González
El escritor Mario Migueláñez González durante la entrevista concedia a Literatura y Futuro

Y ya van dos. Dos libros sinceros, comprometidos con el corazón y que han sabido cautivar a los lectores. Mario Migueláñez González parece conocer los secretos del camino de los sentimientos. Hemos podido entrevistar a este joven escritor madrileño y comprobar in situ que su fama de atento, interesante y "sonrisa bonita" se la ha ganado con creces. 

Mario se adentró en el mundo de la literatura con la guitarra en los brazos, como letrista y enamorado eterno; y supo acertar con sus descripciones a ras de la emoción, con la frase justa que dirías cuando ves aparecer a la mujer de tus sueños o con la intensidad felina del que sabe que no volverán los besos y el cariño.

Tras "Tu chaqueta ya no te abriga", Mario nos trajo un poemario atípico "Érase ninguna vez" (ambos en la editorial Cuadernos del Laberinto).
Una firma por la que apostar. Encantados de charlar contigo, Mario.

En su último libro de poesía “Érase ninguna vez” (editorial Cuadernos del Laberinto) se centra, temáticamente, en el dolor que causan las relaciones de pareja. ¿Usa la escritura como analgésico?
Par mí, la escritura es una forma de terapia emocional, por tato, de algún modo se podría decir que sí, que me sirve para aplacar, en parte, el dolor del pasado. Cuando el corazón vuelve a su forma original una vez que ha estado encogido durante un tiempo, cuando de la ruptura y rotura se da paso a un futuro sin miedos, ni anhelos, se mira al pasado y con la mente ya relajada salen las palabras sobre el papel.

Mario Migueláñez González
¿Cuál es el giro que ha dado desde “Tu chaqueta ya no me abriga” a “Érase ninguna vez”?
En el fondo mis libros hablan sobre los sentimientos que todos hemos tenido alguna vez en las aventuras del amor y el desamor. Ahonda en esas palabras que muchas veces callamos, o que ni siquiera podemos expresar, y que yo plasmo en los textos. El giro principal de mi primer trabajo a este último es un cambio de género; mientras que en “Tu chaqueta ya no me abriga” el lector podía percibir la musicalidad en mis textos de la prosa poética que “cantan” mis relatos, en este segundo trabajo he querido ofrecer algo nuevo al público escribiendo en su totalidad poesía pura. Creo que cambiar los registros te hace madurar como profesional en todas tus facetas de la vida, y en este caso como escritor. Acostumbrarse a la rutina no es nada bueno.
Usted empezó su carrera artística como músico, exactamente como letrista y guitarrista. ¿Cómo fue el paso al folio en blanco y la decisión de publicar? 
Bueno mi paso por la música es “de puntillas”. Empecé componiendo algunas melodías y letras en casa como cualquier joven de 18 años a los que le gusta tocar la guitarra, pero nada serio. Más tarde empecé a interesarme en mayor medida por la escritura, guardando relatos y pequeños poemas en mis cajones; hasta que tiempo después, volví a retomar esta actividad que había dejado pausada en mi vida una vez que volví a retomar la lectura y a empatizar con libros nuevos que estaban apareciendo en el mismo ámbito en el que yo me siento a gusto al escribir. Eso volvió a motivarme de nuevo y coger lápiz y papel, y como consecuencia de mi buena relación con la editorial, a desarrollarlo en “modo serio”. 

Mario Migueláñez González
¿Su poesía está dirigida a los jóvenes?
 Realmente no escribo para ningún público en concreto. Nadie que no sea comercial creo que lo haga; uno escribe para sí mismo y si consigue llegar al público eso es lo mejor. Creo que siempre hay que ser fiel a uno mismo y eso es lo que yo hago con mi trabajo, pongo encima de los textos mi corazón y creo que eso a la gente le gusta.
¿Cómo se aprende a escribir poesía?
Pienso que esto es imposible de definir. Escribir poesía, como realizar cualquier otra actividad artística, es algo para lo que una persona tiene que tener una habilidad especial. Esto se nota en los textos, en los cuadros, en las canciones. No todo el mundo es válido para escribir poesía, al igual que yo sería incapaz seguramente de construir una casa. Con el tiempo puedes estudiar y mejorar la técnica, cosa que obviamente todos tenemos que hacer, pero tiene que haber algo innato en el individuo que le haga crear este tipo de cosas; los versos nacen del interior de uno mismo, y ese proceso pienso que es imposible de aprender, más bien, se crea.
¿Qué le pediría a la vida?
A la vida le pediría dos cosas: paz y sinceridad con uno mismo y con el resto del mundo. Hagamos las cosas bien, creo que cuesta lo mismo, pero tienen u valor infinitamente mayor.
Recomiéndenos una película, un libro y su rincón favorito de Madrid.
Creo que recomendar una película solo es muy difícil, ya que muchas de ellas te han marcado alguna época de tu vida. Por ejemplo, algunas películas clásicas que hay que ver son “Forrest Gump” por ser como la vida misma o “El Show de Truman” por el guion tan original que tiene. Por los viejos tiempo “Grease” e imprescindible para románticos “El Diario de Noa” (a algunos chicos también nos gustan este tipo de películas).
Un libro, en este caso lo tengo más fácil, porque siempre digo lo mismo y me repito. Este es el libro que me incitó de nuevo a coger lápiz y papel, y lleva por título “En un mundo de grises” de Sergio Carrión. Un libro triste, que narra en pequeños relatos las tristezas del amor, un libro bien pensado y mejor escrito que toca en profundidad con una prosa para mí especialmente mágica.
Un rincón favorito de Madrid, el Templo de Debod al atardecer, un paseo por los rincones del Madrid de los Austrias una noche de verano. Un pueblecito de la Sierra del Rincón en otoño: paz para el alma y la mente.
Mario Migueláñez González
Mario Migueláñez González firmando sus libros en la Plaza Mayor de Madrid

CAMINO A TUS PENSAMIENTOS
Tú subías por la escalera de mis pensamientos y yo bajaba hacia la tuya, y nos miramos y nos paramos en el tercer escalón, donde nos besamos y el amor se hace infinito y se detiene el tiempo. Nuestros segundos, nuestros minutos, donde las caricias se funden en tu piel y nuestras lenguas se convierten en dulce miel en un instante interminable que no quiero que acabe nunca, por eso hoy sigo aún besándote en mi reflexión.
 ("Tu chaqueta ya no me abriga". Editorial Cuadernos del Laberinto)

SALVAR EL MIEDO
Tú, yo, y al final del precipicio,
abajo del todo el miedo esperando.
Te empujé con toda la fuerza de mi corazón
y volamos con las alas que diste a mi alma,
sin nada ni nadie que nos hiciera escapar
de las miradas que nos dejaron atrapados en aquel lugar,
en aquel instante,
en aquel de la nada,
donde quién sabe si por casualidad,
ese día fuimos un para siempre.
("Érase ninguna vez". Editorial Cuadernos del Laberinto)



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